jueves, 19 de julio de 2012

“EL CIUDADANO NO NACE, SINO QUE SE HACE”

Esta ha sido quizá una de las sesiones más ricas en cuanto a diálogo, discusión, aclaración, reflexión, discernimiento: la formación en los valores ciudadanos.


Dialogamos a partir de nuestros saberes previos
Partimos de un diálogo abierto en torno a la relación entre educación y valores, ¿por qué y a qué nos referimos los docentes cuando decimos que los docentes formamos personas? Vimos que la pregunta encierra otras ideas discutibles. Para empezar, formamos personas integrales pues debemos atender múltiples necesidades e intereses, no solo cognoscitivas sino también afectivas y sociales. Coincidimos también en que educar supone un aprecio por la otra persona, un sentimiento, una valoración o un aprecio. Así encontramos en distintos pedagogos conceptos cercanos al amor, por ejemplo, lo que Don Bosco en el siglo XIX denominaba la amarevolezza (traducida como amabilidad). Nos preguntamos entonces: ¿Necesitamos amar a nuestros estudiantes? ¿Podemos realmente amar a nuestros estudiantes? 


Complejizamos la reflexión con los aportes de un filósofo colombiano, Amado Osorio (2006): no se puede formar a quien no quiere ser formado. La educación supone entonces una relación y un ejercicio de la libertad, finalmente la responsabilidad es del estudiante. Interesante perspectiva en medio de una época que evade las responsabilidades.


Observamos y dialogamos
Procedimos a analizar un pequeño corto "Zapatos nuevos"
  1. ¿Qué situación se refleja en la presentación?
  2. ¿Qué valores están ausentes?
  3. Piensa en una situación concreta que permita visualizar las implicaciones de una situación como la presentada en el ámbito de la convivencia ciudadana.


Cada equipo formuló su caso. Veamos "el caso de Luis":




La reflexión y el trabajo en equipo dieron sus primeros frutos que fueron plasmados en un organizador de información. Se abrió entonces el momento de compartir lo trabajado y ponerlo en discusión con los demás compañeros. ¡Qué riqueza en los aportes de varios de ustedes! ¡Qué reflexiones tan clarificadoras y problematizadoras!



Lydia Michilerio disertó sobre la importancia de la coherencia con respecto a los valores que predicamos con la palabra y lo que hacemos mediante nuestras acciones. 



Marianella Sánez nos hizo caer en la cuenta de la importancia de reflexionar con los más pequeños, aprovechando las circunstancias de la vida que dan la oportunidad para abordar ciertos problemas y valores. 


Mary Vivanco nos aportó una reflexión sobre las actitudes violentas que a veces los docentes tenemos con nuestros estudiantes. La formación en valores ciudadanos como la cultura de paz debe partir entonces de nuestra propia relación con nuestros estudiantes.



Surgió también una pregunta provocadora sobre la existencia de una jerarquía de los valores, lo que propició un primer intercambio de ideas. Al final, se concluyó que esta jerarquía dependía de factores tanto individuales como culturales.   






Sin embargo, desde la perspectiva de los valores ciudadanos hay un conjunto de valores que es importante desarrollar. Para ello recurrimos a la propuesta de Adela Cortina (2010).


Antes que una jerarquía de valores, Cortina propone una relación dinámica entre los valores ciudadanos. Ella nos recuerda que "educar en la autonomía, en la ciudadanía activa, supone pertrechar a niños y jóvenes también de razones y ayudarles a ponderar cuáles son las más poderosas, de forma que puedan ir decidiendo por su cuenta" (Cortina, 2010, p. 99).


Referencias:
Cortina, A. (2010). Los valores de una ciudadanía activa. En: Toro, B. y Tallone, A. (Coord). Educación, valores y ciudadanía. Madrid, España: OEI/Fundación SM.


Osorio, A. (2006). Filosofía, filosofía de la educación y didáctica de la filosofía. Manizales, Colombia: Universidad de Caldas.



Estrategias lúdicas para la formación ciudadana: la oca ciudadana

El juego es una de las actividades humanas más antiguas y una de las de mayor potencial pedagógico. A veces se cree que solo es pertinente su uso con los niños más pequeños, pero el jugar y aprender a través del juego es muy útil para todas las edades.




Detrás del juego emergen un conjunto de saberes previos y de habilidades sociales que contribuyen a reforzar el aprendizaje de actitudes y valores.


En esta ocasión el grupo experimentó con el juego de "La oca de la ciudadanía" del autor César García Rincón Castro. Este juego busca conocer y desarrollar la conducta prosocial y la convivencia democrática.


La actividad se desarrolló en 3 momentos:


A. Momento de preparación
Cada grupo recibió los materiales. Debieron en primera instancia interpretar el juego de manera colaborativa, pues no se dieron consignas. Luego, procedieron a completar algunos instrumentos que les permitieran jugar. Aquí pusieron en juego su creatividad y se pudo ver como ante un mismo referente (módulo del juego), cada equipo innovó variantes.






B. Momento de jugar
Luego de esto vino el momento de jugar, de distensión y de aprendizaje.


C. Momento de la reflexión y metacognición
Posteriormente, cada equipo hizo su proceso metacognitivo de la experiencia a partir de las siguientes indicaciones:

  1. 1.¿Para qué lo emplearíamos en clase?
  2. 2.¿Qué habilidades hemos reforzado?
  3. 3.¿Qué conocimientos hemos reforzado?
  4. 4.¿Qué actitudes hemos puesto en acción?







Si como adultos disfrutaron de la experiencia, cuánto más nuestros estudiantes.